Los que vieron jugar a Maradona
Luismi Cámara | MADRID
Estaban los que vieron jugar a Maradona y se coló en la fiesta algún joven seguidor de Raúl, Messi, y algún despistado de la canarinha. El único concierto de Pearl Jam en España, el que cerraba una nueva edición del Festimad Sur no defraudó a sus seguidores salvo por su corta duración.
La organización había apostado a caballo ganador por el grupo de Seattle y compuso un cartel en el que Eddie Vedder y compañía sobresalían sobre una lista de grupos poco conocidos. Ni Slayer, la ya veterana banda metalera que cerró la jornada del viernes, pudo hacer sombra a uno de los mitos del ‘grunge’, aunque hace muchos años que superaron esta etiqueta para convertirse en una auténtica banda del mejor rock.
No era muy difícil adivinar que la media entrada que registraba el estadio de Butarque de Leganés dos horas antes del concierto de Peral Jam no sería más que el fiel reflejo de que la mayoría de los asistentes estaban interesados únicamente en el venerado grupo norteamericano.
Vedder abrió el concierto con una puntualidad inglesa. A las once en punto comenzó un recital acompañado de sus habituales Stone Gossard, Mike McCready –¡qué bueno eres, McCready!-, Jeff Ament y Matt Cameron. Sin darse apenas un respiro, las canciones se sucedieron sin parar en un concierto especialmente roquero que sólo tuvo algún momento para las canciones lentas como ‘Daughter’, ‘Elderly woman behind’ y, sobre todo, ‘Black’, que fue presentada por un emocionado y entregado a la causa Javier Bardem.
En algo menos de hora y tres cuartos –poco más de quince canciones- la banda repasó su trayectoria y sólo recurrió a su último disco en tres ocasiones. Se echaron en falta alguno de los clásicos, como ‘Rearviewmirror’ o ‘Better man’. Los treintañeros pudieron gozar, sin embargo, con otros temas que evocaban los mejores años de su juventud. ‘Alive’ –posiblemente la canción más coreada de la noche-, ‘Even flow’, ‘Why go’, ‘Animal’, ‘Go’ y ‘Corduroy’ volvieron a sonar con la fuerza de un directo que sonó claro y puro.
Como suele ser habitual en los conciertos de Pearl Jam, en Butarque se escucharon dos espectaculares versiones de Ramones –‘I believe in miracle’- y The Who –‘Baba O’ Realy’- y un breve fragmento de ‘The wall’ de Pink Floyd.
El punto final llegó muy pronto, con la imprescindible ‘Yellow ledbetter’, y con una afición apenada que quería más y que, tras el concierto, tuvo menos.
Con el buen sabor de boca que dejó Pearl Jam, la mayoría de los casi veinte mil asistentes, siguiendo los consejos de la organización del festival, decidió aprovechar el transporte público para volver a sus casas. Sin embargo, la falta de coordinación provocó que varios miles de ellos se quedaran compuestos y perdidos en las calles de Alcorcón hasta altas horas de la mañana. Uno de los que vio jugar a Maradona entre ellos.
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